martes, 30 de abril de 2013

TATUAJES


                                         MODIFICACIONES CORPORALES
                                                             TATUAJES


Normalmente, cuando se toca el tema de los tatuajes, se suele hacerlo desde la visión a priórica de algún desorden de tipo psicológico o de personalidad, es decir, el sujeto tatuado no es normal. Lo que sucede, es que por lo general las visiones se centran en quienes tienen múltiples tatuajes y piercing, aquellos que han cubierto su cuerpo casi completamente de estos adornos –y que son los menos- quienes sí buscan placer en el dolor y se acercan mucho más a la conducta sadomasoquista.









La noción de cuerpo en nuestros días, constituye otra ruptura con las generaciones pasadas y con su forma de vivir. Ahora ya no se hace la diferenciación clásica entre cuerpo y mente, pues el cuerpo es inseparable del sujeto y en esa medida, es el sujeto en sí. Esto tiene que ver con el hecho de que el pensamiento postmoderno no busca sentido en la existencia, por lo cual, la separación que antaño se hacía entre cuerpo como máquina y sujeto como espíritu o algo superior ya no funciona en nuestros días. Es decir, el binarismo como forma de pensamiento, desaparece. Por el contrario, la preocupación por el cuerpo actualmente ha adquirido dimensiones nunca antes vistas, pues se ha desarrollado un culto en torno a él, que atraviesa en mayor o menor medida a toda la sociedad.

La nueva visión del cuerpo y el culto hacia él, tal como señala Lipovetsky, reclama juventud y un no envejecimiento, debido a lo cual los cuidados hacia él crecen. En este contexto, es quizás esta búsqueda de no cambio físico –pues la no vejez implica no cambiar físicamente- así como una estética diferente, lo que puede explicar que sean más los jóvenes los que se hagan tatuajes. Lo que se buscaría en último término sería contar con algo –un tatuaje- que les recuerde su juventud y que les de la idea de no envejecimiento cuando los años ya hayan pasado.




Además, hay que tener en cuenta que esta nueva visión del cuerpo responde directamente al proceso de personalización, o quizás es en gran medida, creadora de este proceso. En este sentido, el cuerpo es el nuevo fin, en un contexto en que ya nada tiene ni una finalidad ni un sentido.

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